El primer elemento de la tabla periódica es incoloro, inodoro e insípido. Es el más presente en la naturaleza y, además, el más ligero. Hablamos del hidrógeno, una materia prima utilizada por la industria, principalmente en la química y del refino. Pero, ¿sabías que también es un actor clave para descarbonizar los sectores industriales y la movilidad en las próximas décadas?
El hidrógeno no es solo un actor clave para lograr una movilidad descarbonizada, sino que, en el caso de España, supone además una oportunidad única para la economía. Gracias a las características climáticas, geográficas y de infraestructuras que posee, el Estado español puede convertirse en uno de los mayores productores de hidrógeno de Europa. Ventajas que ni empresas ni instituciones quieren desaprovechar.
Lo demuestra la Hoja de Ruta del Hidrógeno que el Gobierno aprobó el pasado 2020, una apuesta que incentiva la creación de cadenas de valor industrial innovadoras en España, y que facilita a las empresas la inversión en programas sostenibles, generando así empleo y contribuyendo a la reactivación económica. Ejemplo de ello son investigaciones de vanguardia especializadas en hidrógeno y en proyectos industriales punteros de descarbonización, base para el desarrollo de importantes iniciativas como el del Corredor Vasco del Hidrógeno.
Para acercarnos a ese futuro descarbonizado, hay que producir combustibles renovables con huella de carbono cero. La alternativa más conocida para la descarbonización de la movilidad es la electrificación, pero existen otras dos rutas: la utilización de biocombustibles avanzados resultantes de residuos y la producción de hidrógeno renovable y sus derivados. Cuando hablamos de medios de transporte difícilmente electrificables -como el marítimo, el aéreo y el de larga distancia por carretera- es precisamente la ruta de los combustibles basados en hidrógeno renovable la que puede ofrecer una opción descarbonizada a largo plazo a estos sectores.
En esta ruta del hidrógeno, el camino se bifurca: a través del uso directo de este elemento, o con la conversión del mismo en lo que se denominan combustibles sintéticos, derivados del hidrógeno con características similares a los actuales. “A partir de hidrógeno y CO2 sintetizamos un combustible químicamente igual que las gasolinas, gasóleos y querosenos”, afirma Javier Aríztegui, Gerente de Transición Energética y Movilidad en Repsol Technology Lab.
Pero, la movilidad no es el único sector que se beneficia del hidrógeno renovable o el de baja huella de carbono. Puede aplicarse también en el eléctrico al emplearse para almacenar a gran escala los excedentes de electricidad renovable que se van a producir a medida que aumente la cuota de estas energías. Y también en el industrial, al sustituir al hidrógeno convencional en sectores como el refino de petróleo, la producción de amoníaco o incluso la producción de acero.
Las aplicaciones se han visto impulsadas por el crecimiento de las referencias al hidrógeno y, también, gracias al auge de esta tecnología en España. Y es que no solo puede beneficiar a nivel climático, sino también económico ya que puede transformar la economía española hacia un camino más verde.
En España ya se están dando los primeros pasos para avanzar en esa dirección con iniciativas tan pioneras como El Corredor Vasco del Hidrógeno (BH2C), proyecto liderado por Repsol y Petronor, entre otras empresas. Dentro de sus 34 proyectos, destaca el H24All, la primera planta de electrolizadores alcalinos de 100 MW de Europa, que suministrará hidrógeno renovable a la refinería de Petronor. El hidrógeno generado en esta planta se usará como materia prima en la planta de combustibles sintéticos que Repsol está construyendo en el puerto de Bilbao para 2024.
A estos proyecto se les suma la planta de producción de hidrógeno renovable a partir de fotoelectrocatálisis que la misma energética va a construir en el complejo de Puertollano, con una tecnología propia desarrollada en consorcio con Enagás y la construcción de otra planta de producción de hidrógeno renovable mediante electrólisis de hasta 100MW en Cartagena.
Iniciativas que buscan impulsar la producción de hidrógeno renovable o de baja huella de carbono y sentar las bases para una nueva industria en España. Un camino en el debemos seguir avanzando para alcanzar el compromiso de ser un país cero emisiones netas en 2050.
Fuente: La Vanguardia.