Economía

La expansión de las redes energéticas inteligentes, llave para desbloquear la transición ecológica de hogares y empresas.

La expansión de las redes energéticas inteligentes
La expansión de las redes energéticas inteligentes

Una de las principales preocupaciones de la industria energética es dotar de inteligencia a la propia energía. Ahí está la llave hacia un futuro más sostenible desde una óptica medioambiental, social y también económica.

“El sector energético está inmerso en uno de los mayores cambios de los últimos 10 años desde el punto de vista de la automatización y la digitalización”, adelanta Eduardo Bornstein, director de Utilities en la consultora Everis, del grupo NTT Data.

La automatización ha aterrizado en nombre de la eficiencia. “Los sistemas energéticos son cada vez más interconectados y tienen el reto de ser más inteligentes y autosuficientes”, afirma el director de Solarwatt España, Ernesto Macías.

Esta coyuntura hace inevitable el viraje hacia las smart grids. En estas redes inteligentes, que analizan el comportamiento y las necesidades de los usuarios para asegurar un suministro correcto y reducir los costes, está el futuro más inmediato.

MÁS EFICIENCIA

Para las empresas energéticas, “la digitalización está suponiendo un gran cambio de modelo, en constante evolución, que además representa grandes eficiencias y sustanciales mejoras en las principales actividades de negocio”, apunta Bornstein. Dichas mejoras, en opinión del experto del gigante de las telecomunicaciones NTT Data, destacan en el ámbito de la distribución y la comercialización.

La digitalización ha “evolucionado los procesos de operación y trabajo, y mejorado la estabilidad y control de las redes de distribución”, prosigue Bornstein. En consecuencia, explica, “ofrece una mayor fiabilidad, sumada a una mejora del servicio de suministro a los consumidores finales”.

Respecto a la comercialización de la energía, Bornstein cree que la digitalización está permitiendo a las empresas ser “más eficientes en la prestación de servicios al consumidor final, ofrecer valor añadido y diversificar”. Y, añade, conlleva “una oportunidad de ampliar el espectro de servicios en beneficio del cliente”.

De entrada, en el contexto surgido con la Covid-19, algunas energéticas han podido desenvolverse mejor gracias a la digitalización. Es el caso de Enagás, cuya implementación de soluciones digitales y la automatización de procesos hicieron posible “la continuidad de suministro, y la operación y el mantenimiento de las redes de infraestructuras”, afirman desde la gasista.

La digitalización para Enagás es “una herramienta para gestionar la transformación a un modelo más sostenible, favoreciendo la eficiencia de las infraestructuras, permitiendo un mayor control de consumos y emisiones y un reporte transparente”.

Además, adelantan desde Enagás, será “clave en el desarrollo de los gases renovables y en la adecuación de las infraestructuras para su transporte y distribución”.

El sector energético es de los segmentos más avanzados en España en materia de automatización de procesos. Su evolución ha sido “muy rápida, aunque queda mucho camino por recorrer”, señala Bornstein.

Las empresas energéticas están avanzando hacia la optimización de sus sistemas de autoconsumo y la interacción con las redes inteligentes. Pero “no se está haciendo tan rápido como sería necesario para rebajar la dependencia exterior y la descarbonización”, tal como reconoce Macías.

En cualquier caso, se prevé que la automatización “acelere su velocidad de progreso de manera exponencial”, augura Bornstein. Le imprimirán ritmo “la transición energética iniciada en Europa, la entrada de nuevos modelos distribuidos de generación, de consumo y de flexibilidad, y tener al consumidor final como el nuevo foco de las políticas energéticas, además del desarrollo de nuevas tecnologías”, añade este experto.

NUEVO IMPULSO

Los fondos europeos y los programas para el impulso y la reconstrucción en el ámbito de la energía también “dotarán de enorme potencial económico a las empresas energéticas”, destaca Borstein. Así, podrán realizar una inversión mayor en nuevas tecnologías y crecerá “el nivel de automatización, especialmente en los segmentos de distribución y comercialización, en beneficio de los consumidores finales”.

2021 será un año clave para la automatización de procesos. “Junto a la movilidad eléctrica, la incorporación de sistemas integrados y el almacenamiento de energía están llamados a ser fundamentales” en el ámbito residencial. Según Macías, “la industria y los grandes consumidores deberían ser quienes más acelerasen” este proceso, “que está lejos de tener una implantación masiva, empezando por la incorporación de sistemas inteligentes de autoconsumo”.

Las herramientas tecnológicas a disposición de los usuarios “existen y son cada vez más sofisticadas y fáciles de integrar,” asegura Macías. Sin embargo, añade, se debe “invertir en formación y divulgación porque nadie va a usar algo que no sabe que existe”.

FUENTE: EL MUNDO

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