«Parajes como la ‘Toscana valenciana’ están protegidos por la ley autonómica».
La Comunitat Valenciana vive una revolución energética para cumplir los objetivos de descarbonización impuestos por Europa con la promoción de parques solares que ocuparán miles de hectáreas. En algunas zonas agrícolas como La Font de la Figuera hay un fuerte rechazo que ha provocado que incluso la Denominación de Origen Valencia se haya posicionando en contra de la instalación de placas fotovoltaicas en la zona de Terres dels Alforins (paisaje conocido como la Toscana valenciana por su semejanza con la región vinícola italiana). En otras zonas como Chiva también se ha cuestionado un megaparque que ocupa una extensión equivalente a 588 campos de fútbol. Marcos J. Lacruz insiste en que el Consell aprobó el año pasado una ley para prevenir los abusos medioambientales.
¿Está en peligro la ‘Toscana valenciana’ por los parques solares?
No está en peligro. Algunos olvidan que hay una ley autonómica que impide que se hagan aberraciones medioambientales y contra los bienes culturales y el paisaje. Es verdad que hay una serie de proyectos en exposición pública cuestionados, pero todavía están pendientes de ser evaluados por la Generalitat.
¿Habrá parques polémicos que no verán la luz por la normativa valenciana?
Exacto. Hay parques que la normativa impide que se hagan por su dimensión y por la afección que provocan. Todos esos proyectos están pendientes de evaluación. Hasta que no se evalúen no deberíamos generalizar. El problema que está habiendo ahora mismo con esta polémica es que se basa en las excepciones. Hay una absoluta normalidad en el desarrollo de las plantas fotovoltaicas en España y en la Comunitat Valenciana.
¿Por qué se está generando ese rechazo?
Porque hay muchos proyectos. Hay que tener en cuenta que es un sector que está muy revolucionado. Estamos ante un desafío climático al que debemos hacer frente. Además, la Comunitat Valenciana viene con un retraso histórico. Solo tenemos 360 megavatios (MW) instalados de fotovoltaica cuando debería haber cuatro o cinco veces más para estar igual que otras comunidades. Es lógico que los que ven que se han presentado muchos proyectos entiendan que a lo mejor hay demasiados, pero nos estamos poniendo al día.
¿Hay alguna alternativa a los megaparques?
Claro que la hay. Lo que debemos hacer es combinar plantas pequeñas con medianas y grandes, y no olvidar el autoconsumo y las comunidades energéticas locales. Todo es necesario. El problema es que se evalúa toda la fotovoltaica con la medida de las plantas grandes. Eso es un error. La Comunitat Valenciana albergará muy pocas plantas superiores a 50 MW (que ocupan una extensión similar a 75 campos de fútbol). Esto también ocurre por el tipo de territorio que tenemos. La Comunitat Valenciana no es como Extremadura (con grandes extensiones de llanura donde hay proyectados megaparques).
Compromís apuesta como alternativa por las cubiertas en los tejados. ¿Eso es factible? ¿Se pueden cumplir los compromisos del Gobierno de despliegue de renovables con los tejados?
En absoluto. Hay que promover que todos los techos tengan cubiertas fotovoltaicas, pero incluso así no cubrimos las necesidades. La base de todo esto es la descarbonización y la lucha contra el cambio climático. Desde luego que hay que fomentar el autoconsumo pero no hay un debate entre plantas y techos fotovoltaicos. Es imposible hacer 6.000 MW fotovoltaicos (que es el compromiso de la Generalitat) solo con los techos.
Con techos, ¿qué tanto por cien se puede conseguir de esos 6.000 megavatios?
Una cifra muy optimista rondaría el 8 o el 10 %.
¿Pueden acabar estas inversiones multimillonarias en Castilla La Mancha o Murcia?
Claro que sí. Hay cierto hartazgo entre los promotores por la lentitud para tramitar las instalaciones y por esta polémica forzada de rechazo a las instalaciones renovables. El ánimo de los promotores tiene un límite.
¿De qué inversiones estamos hablando?
Para conseguir los 6.000 MW que pretende la Generalitat Valenciana estamos hablando de 5.000 millones de inversión y de la creación de entre 3.000 y 4.000 puestos de trabajo. Esas inversiones deben enfocarse a zonas que necesitan esos puestos de trabajo.
¿Y todo esto está en peligro?
Sí está en peligro y el rechazo que están generando algunos proyectos no ayuda. La tramitación lenta de los permisos ya lo pone en riesgo y esta polémica no contribuye al ánimo de los promotores.
Si el Consell aprobó el año pasado una ley que protege zonas naturales como el Valle de Cofrentes, ¿cuál es el problema entonces?
El desconocimiento. Los que rechazan los proyectos deberían conocer las características de la ley autonómica. Que un proyecto esté publicado no quiere decir que se vaya a hacer. De hecho, un gran porcentaje de esos proyectos no saldrá adelante. Lo que sienten ese rechazo deberían conocer las características de la ley. Por favor, que las asociaciones y vecinos que están en contra expongan sus alegaciones. Que aparezcan publicadas en los tablones (de anuncios de los ayuntamientos) una serie de plantas no significa que todas se vayan a hacer. No vamos a forrar los municipios de placas solares. Un promotor cuando publica una planta no sabe que al lado va otra. Hay cierta opacidad (por la competencia) en estos proyectos. Muchas veces te das cuenta de que tienes una planta al lado cuando se concurre en la exposición pública.
¿La Comunitat es un buen lugar para las megaplantas?
Yo insisto en que no creo que la Comunitat Valenciana sea una tierra de megaparques como Extremadura. Tenemos una serie de singularidades que nos distinguen de otros territorios. El promotor que venga a esta tierra pensando que es como cualquier otra se equivoca. Ya se lo dirán la Generalitat. La ley está muy clara.
¿Cuántos proyectos hay en marcha?
Se están tramitando en torno a 500 proyectos renovables en la Comunitat Valenciana. Solo por estadística, de esos 500 unos 50 serán una absoluta aberración. Los que sean una aberración no saldrán adelante. Seguro que algunos de los que están en exposición pública han generado rechazo, pero que nadie se equivoque: Todo aquello que atente contra el sentido común no se va a hacer. Del resto, la mayoría sufrirá modificaciones y se enterrarán las líneas de alta tensión conflictivas.