El Zaragoza puede reafirmar mañana sus aspiraciones de permanencia ante el Logroñés, equipo en caída libre. Una victoria en el nuevo estadio de Las Gaunas abriría seguramente una brecha significativa con el descenso.
El informe más fresco sobre el rendimiento de la Unión Deportiva Logroñés relata que se trata de un equipo en crisis, ubicado en la tormenta de una profunda crisis. En este momento -con el respeto debido-, podría indicarse que se trata del peor bloque de la categoría. Desde el pasado 2 de enero, no conoce la victoria, fecha en la que se impuso al Mirandés, precisamente el último rival del Real Zaragoza.
Los números más recientes acerca del conjunto riojano indican, por su parte, que sólo ha sumado 4 puntos de los últimos 30 disputados, a base de empates ralos, en los que poco se vio en términos de fútbol o de esperanza en el renacer de sus cenizas. En el nuevo estadio de Las Gaunas, su feudo, acumula tres derrotas consecutivas.
Inevitablemente, la gráfica de su trayectoria dibuja un acusado desplome. Está, de hecho, en caída libre, sin que se sepa aún si ha tocado fondo o no. En todo caso, resulta evidente que alguna pieza del correcto funcionamiento que protagonizó durante la primera vuelta de la liga ha colapsado, por las razones que fueren.
Entonces fue, sobre todo, un equipo inteligente. Supo extraer un extraordinario provecho de su escasa capacidad goleadora. Entendió mejor que nadie cómo rentabilizar el valor del gol, con Enrique Clemente, zaragocista cedido al Logroñés, como piedra angular de su sistema defensivo.
Sea casualidad o no, las lesiones de Clemente o sus ausencias, por marcharse convocado con la selección española sub-21, por ejemplo, han marcado el destino del Logroñés sobre el terreno de juego. Suelen coincidir sus triunfos con la presencia del joven central aragonés en la alineación. Tomado el caso por la otra cara, la lectura sale sola: el Logroñés difícilmente se convierte en ganador si no concurre el central aragonés. No es que un jugador haga todo un equipo, porque es sencillamente imposible; pero algo hay en el sonar de este río.
Clemente, que sufrió una lesión muscular hace dos semanas, todavía no está listo para jugar mañana, si bien no es ésta la razón única de su falta a la cita. El Real Zaragoza, en el momento de firmar el contrato de cesión, introdujo una versión de la cláusula del miedo. Es decir, podría jugar bajo el pago de un dinero por parte del Logroñés al Real Zaragoza. Pero este año nadie está para dispendios en Segunda. O casi nadie, a excepción de los clubes que cuentan con el fondo de ayuda al descenso, el Espanyol, Mallorca y Leganés. Los demás viven en economía de guerra. El Logroñés, recién ascendido de Segunda B, no es una excepción.
En este contexto general, Félix Revuelta, presidente del Logroñés, se ha visto en la necesidad de mantener esta semana un encuentro con los jugadores del equipo riojano, para transmitirles su apoyo en un momento crítico.
El partido de mañana, frente al Real Zaragoza, se entiende en la Unión Deportiva Logroñés como el punto exacto en el que tiene que alumbrarse su renacimiento, para retomar parte del aire del equipo que era, un conjunto que caminó con cierta solvencia y tranquilidad por la zona tibia de la tabla antes de llegarse al ecuador de la competición. Al conjunto de Juan Ignacio Martínez se le mira desde aquella orilla como a un igual, en atención a la clasificación actual, al momento, a los apuros que destila la tabla para unos y otros, aunque la historia y la alcurnia no sean en modo alguno comparables.
Mientras tanto, Jim no quiere apartar a sus futbolistas del libreto visto frente a Mirandés, el Tenerife o durante la primera parte del encuentro disputado en Vallecas, frente al Rayo Vallecano. El técnico alicantino quiere un bloque mentalmente fuerte, que no presente fisuras atrás y que aproveche alguna de las ocasiones que crea. Desde estas bases, ha sido capaz de imponerse a equipos superiores en fútbol y situados bastante más arriba en la clasificación.
Amparado en el valor del crucial triunfo obtenido ante el Mirandés, Jim ha tratado durante estos días de reforzar la confianza de los futbolistas en sí mismos. Ha llenado su discurso de ideas positivas, de mensajes optimistas, para que de alguna manera estas palabras liberen la mente y las piernas de sus jugadores, para hacerlos mejores, más allá de la técnica y de la táctica concreta que utilice en Las Gaunas.
La importancia del momento señala que si el Real Zaragoza es capaz de sumar un triunfo en Logroño dará un paso relevante en el camino hacia la salvación. No sólo se trata de que encadene dos victorias consecutivas en este tramo decisivo de la temporada, sino de abrir una brecha de seguridad con la zona de descenso, antes de que el calendario enseñe una parte teóricamente más cruda, de mayores exigencias por la entidad de los rivales y por el aumento de la presión.
Fuente: Heraldo de Aragón.