Economía Opinión

De los señores del ladrillo a los señores de las renovables: ¿al filo de otra burbuja?

A principios de siglo un grupo de empresarios revolucionó el sector inmobiliario español con fusiones, adquisiciones y salidas a Bolsa. Ahora, una nueva estirpe empresarial agita el sector energético.

Entre finales del siglo pasado y principios de este, un aguerrido grupo de empresarios revolucionó el sector inmobiliario español. Lo hicieron aprovechando una legislación que permitía valorar un suelo en función de las expectativas urbanísticas del mismo, lo que facilitó que esos mismos empresarios solicitaran préstamos millonarios aportando como garantías terrenos de todo tipo que, como más tarde se demostró, era imposible que realmente garantizaran nada.

Joaquín Rivero, la familia Sanahuja, Enrique Bañuelos, Domingo Díaz de Mera, la familia Nozaleda, Luis Portillo, Fernando Martín, Manuel Jove o Rafael Santamaría fueron algunos de esos empresarios que pusieron patas arriba el sector inmobiliario español. 

Todos ellos pasaron a formar parte, de la noche a la mañana, de las listas, no ya solo de los más ricos de España, también del mundo. El furor por el ladrillo provocó que las participaciones que estos tenían en sus empresas inmobiliarias cotizadas se valoraran en cientos o miles de millones de euros. “Es terrible salir en Forbes“, declaró en una ocasión Enrique Bañuelos, fundador de Astroc, una de las empresas más representativas de la burbuja inmobiliaria.

La mayoría de estos empresarios desapareció del mapa cuando estalló la burbuja, que unida a la crisis financiera mundial tras el desplome de Lehman Brothers, provocó la mayor crisis económica en España vivida en democracia. Los Sanahuja, Portillo, Santamaría o los Nozaleda perdieron el control de muchas de sus sociedades, que se declararon en concurso de acreedores.

En la actualidad, una nueva estirpe de empresarios está revolucionando el sector energético, mediante operaciones millonarias de salidas a Bolsa y adquisiciones de derechos de explotación. Al igual que ocurrió con los señores del ladrillo, los señores de las renovables están aprovechando una legislación que premia la inversión en esta industria, frente a las inversiones en carbón y el petróleo, y también el interés de los inversores particulares, fondos y entidades financieras por todo lo que huela a renovables.

También los señores de las renovables han pasado a formar parte de las listas de los más ricos del país prácticamente de un día a otro, y han comenzado también a dar muestras de comportamientos, declaraciones, o previsiones, algo extravagantes.

Si en la época del boom, en septiembre de 2006, Enrique Bañuelos organizaba una paella para dar de comer a 20.000 personas en Central Park (Nueva York) y comunicar una ampliación de capital de 2.000 millones, recientemente el empresario Jesús Martín Buezas ha anunciado que invertirá en renovables, en los próximos años, 10.000 millones de euros(¡10.000 millones!). 

Si durante los años del pelotazo inmobiliario Domingo Díaz de Mera consiguió hacer al equipo de balonmano de Ciudad Real campeón del mundo, o la inmobiliaria Llanera tenía la idea de patrocinar al equipo inglés de fútbol Charlton Athletic, ahora el presidente de Audax, José Elías, se une a Joan Laporta para entregar 35 millones de euros con los que avalar la investidura de su junta directiva al frente del Fútbol Club Barcelona.

Los señores de las renovables que son los principales accionistas de las compañías que se han convertido en cotizadas -Soltec, Solaparck, Solaria o Greenalia- ha visto como su fortuna se calcula ahora en cientos de millones de euros. La mayoría de ellos controla cerca de la mitad del capital de sus empresas, y como estas han alcanzado un valor en Bolsa cercano a los 1.000 millones de euros, el patrimonio de cada uno de ellos se estima en unos 500 millones.

¿Estamos ante una nueva burbuja, esta vez en el sector de las renovables? ¿Acabarán los señores de las renovables como terminaron los señores del ladrillo, con deudas imposibles y concursos de acreedores eternos? 

Estos son los nueve empresarios que han revolucionado el sector español de las energías renovables:

La primera fotografía actual de Jesús Martín Buezas, propietario y fundador de Capital Energy, la publicó este diario el pasado mes de diciembre. Las anteriores imágenes eran de su boda, en 2003, con María Ángeles Pérez Sandoval. Cansado de que se le mencionara como ‘el exyerno de Florentino Pérez’, el empresario dio un golpe en la mesa hace dos meses cuando se impuso en la primera puja de renovables organizada en España desde 2017, al hacerse con 620 megavatios de los 3.000 subastados. 

Capital Energy, creada en 2002, anunció el pasado mes de junio la previsión de invertir 10.000 millones de euros en renovables en los próximos cinco años. Martín Buezas también se ha interesado por el proceso de búsqueda de inversores en Duro Felguera, y ha analizado la salida a Bolsa de Capital Energy, sin que de momento se haya avanzado en ninguna de esas operaciones.

Hacia el año 2011, Fernando Samper Rivas separó su destino profesional del de sus cuatro hermanos –Jorge, Carmen, Olga, y Sergio-. Fernando creó Forestalia, y el resto de los hermanos se mantuvo al frente del grupo cárnico Jorge, uno de los mayores del país. 

En cierto sentido, Fernando Samper es un pionero entre los empresarios que componen la nueva hornada en las renovables españolas. Cuando en enero de 2012, el Gobierno del PP decretó el parón de las renovablessuspendiendo miles de millones de euros en primas para reducir el déficit público, el fundador de Forestalia aprovechó para hacerse con proyectos e instalaciones cuyos propietarios no podían mantener tras el decretazo del PP. “Apostó todo lo que tenía, todo lo que se acordó que se llevara de Grupo Jorge, también hipotecó su casa”, aseguran fuentes cercanas al empresario. 

En enero de 2016, el Gobierno volvió a organizar una subasta de renovables, tras cuatro años de parón. Y Fernando Samper pilló con el pie cambiado a las grandes compañías del sector con ofertas tiradas para hacerse con 408,5 MW: Forestalia se adjudicó 300 de los 500 MW eólicos subastados, y en biomasa, obtuvo 108,5 de los 200 subastados

Desde Forestalia aseguran ahora que la empresa “no se está endeudando ni recurre a sistemas de financiación ajena porque va con los inversores nacionales e internacionales más fuertes que existen en el sector”. Y subrayan: “No está contribuyendo a la creación de ninguna  burbuja y no tiene intención de salir a Bolsa“.

Fernando Samper evita los medios, no suele dar entrevistas y no deja que le fotografíen. La imagen que ilustra esta información del empresario ha sido cedida por la agencia de noticias y contenidos multimedia ICAL.

José Elías (Badalona, 1976) controla el 77% del capital de Audax, cuyos siguientes mayores accionistas son Goldman Sachs, con el 6,8%, y los dueños de la marca textil Mayoral, la familia Domínguez, que el pasado mes de enero compraron a Elías el 5,8% por algo más de 56 millones de euros. 

En 2020 Audax registró una cifra de ingresos ordinarios de 967 millones de euros, y un beneficio de 26 millones. La compañía, que da empleo a más de 600 personas, tiene presencia, además de en España, en Portugal, Francia, Holanda, Hungría, Alemania, Polonia e Italia. Explota parques eólicos en España, Francia y Polonia de 91 MW en total; construye un parque eólico en Panamá de 66 MW y está levantando en España parques fotovoltaicos de 59 MW. Y afirma, en su último informe financiero anual, que cuenta con 2.282 MW “en diferentes estados de desarrollo en tecnología fotovoltaica”.

Audax supera en Bolsa el valor de los 900 millones de euros. Elías, al igual que otros empresarios de las renovables cotizadas, ha entrado en la lista de los 100 más ricos de España, y no esconde su gusto por los helicópteros y los Lamborghini. Recientemente se ha conocido que ha aportado 35 millones de euros para avalar la candidatura de la junta directiva de Joan Laporta a la presidencia del FC Barcelona. También se ha convertido este año en el primer accionista de Ezentis, empresa cotizada de mantenimiento de infraestructuras, con una inversión de 20 millones.

Enrique Díaz Tejeiro fundó Solaria en el año 2002, empresa que comenzó dedicándose a la fabricación de paneles solares, hasta que la competencia china la obligó a cambiar de rumbo y centrarse en la construcción de parques fotovoltaicos y generación propia de energía. 

La familia Díaz Tejeiro controla en la actualidad el 39,9% del capital del grupo, siendo el fondo estadounidense BlackRock su segundo mayor accionista, con el 8,6%. La empresa tiene un valor actual en Bolsa de 2.323 millones de euros (cuando salió a cotizar, en 2007, valía 900 millones). 

En 2020, Solaria fue la estrella de la Bolsa española, con una revalorización cercana al 250%. Durante este año la empresa sufre una fuerte volatilidad, siendo unos días la empresa del Ibex que más sube, y otros la que más valor pierde.

El grupo cerró el ejercicio 2020 con un incremento de sus beneficios del 27%, desde los 23,8 millones obtenidos en 2019 hasta los 30,41 millones, y con 1.828 MW (1.030 operativos y 795 en construcción). Solaria terminó el ejercicio pasado con un pasivo total de 493 millones de euros (407 millones en 2019).

El empresario madrileño David Ruiz, 48 años, inversor en startup, defensor del activismo frente al cambio climático, fundó Grenergy en 2007, que terminó el pasado año con una cifra de negocio de 79 millones y un beneficio de 22 millones de euros

La empresa ha sido otra de las estrellas de la Bolsa española de los últimos meses, y en la actualidad tiene un valor de mercado de 825 millones. Ruiz posee el 59,8% del capital, por lo que se le estima una fortuna, solo por su participación en Grenergy, de más de 500 millones de euros.

Grenergy desarrolla gran parte de su actividad en el extranjero y fuera del mercado europeo, en particular en Chile, Perú, Argentina, México y Colombia. El incremento en la cifra de negocio del 31% registrado por la compañía el pasado año se debió principalmente a la venta de paneles solares a la filial de Grenergy en Chile para la construcción de nuevas instalaciones fotovoltaicas.

La familia Galíndez sacó a Bolsa a finales de 2018 Solarpack, especializada en la construcción de grandes proyectos fotovoltaicos. La compañía vasca empezó a cotizar a un precio de 8,3 euros por acción, y este viernes cerró a 20,85 euros, aunque en enero llegó a los 30 euros por título.

En la actualidad, Solarpark tiene un valor de mercado de 685 millones de euros. José Galíndez Zubiría, licenciado en Ingeniería Naval por la Universidad Politécnica de Madrid, hijo de Ángel Galíndez Celayeta, presidente del Banco de Vizcaya entre 1975 y enero de 1987, controla el 40% del capital a través de una sociedad familiar, y Pablo Burgos Galíndez el 7,9%. Ambos fundaron la compañía en abril de 2005.

El grupo, que explota plantas fotovoltaicas de energía solar, alcanzó el pasado año una cifra de negocio de 149 millones de euros (83 millones en 2019); ganó 10 millones, dos menos que un año antes; y terminó 2020 con un endeudamiento por importe de 451 millones (445 millones en 2019).

El pasado 24 de marzo anunció una previsión de inversión de entre 1.500 y 2.000 millones de euros de aquí a finales de 2026 para alcanzar una cartera de proyectos en operación y construcción de 4 GW, y apostar por los mercados de España, Estados Unidos, India y Latinoamérica.

La familia Galíndez sacó a Bolsa a finales de 2018 Solarpack, especializada en la construcción de grandes proyectos fotovoltaicos. La compañía vasca empezó a cotizar a un precio de 8,3 euros por acción, y este viernes cerró a 20,85 euros, aunque en enero llegó a los 30 euros por título.

En la actualidad, Solarpark tiene un valor de mercado de 685 millones de euros. José Galíndez Zubiría, licenciado en Ingeniería Naval por la Universidad Politécnica de Madrid, hijo de Ángel Galíndez Celayeta, presidente del Banco de Vizcaya entre 1975 y enero de 1987, controla el 40% del capital a través de una sociedad familiar, y Pablo Burgos Galíndez el 7,9%. Ambos fundaron la compañía en abril de 2005.

El grupo, que explota plantas fotovoltaicas de energía solar, alcanzó el pasado año una cifra de negocio de 149 millones de euros (83 millones en 2019); ganó 10 millones, dos menos que un año antes; y terminó 2020 con un endeudamiento por importe de 451 millones (445 millones en 2019).

El pasado 24 de marzo anunció una previsión de inversión de entre 1.500 y 2.000 millones de euros de aquí a finales de 2026 para alcanzar una cartera de proyectos en operación y construcción de 4 GW, y apostar por los mercados de España, Estados Unidos, India y Latinoamérica.

Ecoener ha sido una de las últimas empresas del sector de las renovables en subirse al carro de la Bolsa. La compañía ha anunciado esta semana su intención de salir a cotizar con una valoración mínima de 500 millones de euros. 

En ese mismo comunicado, la empresa informa de contar con 30 años de experiencia, con 141 MW en operación y 142 MW en construcción, y con una cartera de “aproximadamente 1,5 GW en distintas fases de desarrollo“. El pasado año emitió un Bono Verde por importe de 130 millones de euros, y está presente en España, Panamá, Kenia, Guatemala, Honduras y República Dominicana.

Ecoener está controlada íntegramente por Luis de Valdivia (Ceuta, 1963). En una entrevista publicada el pasado año por La Voz de Galicia, el empresario dijo que invertirá 400 millones de euros con el foco puesto en Canarias.

En 2010 el Juzgado de Instrucción número 1 de A Coruña sobreseyó la denuncia presentada contra Luis Castro Valdivia [en abril de 2018, el empresario al frente de Ecoener cambió el orden de sus apellidos], socio de la familia de Francisco Vázquez, y su cuñado, Ramón Ordás, director general de Industria entre 1999 y el 2005, por presunto tráfico de influencias, prevaricación y cohecho en la adjudicación de permisos de explotación energética. 

Un proyecto del grupo familiar de Valdivia para construir una presa en Guatemala originó una fuerte protesta y polémica en el país entre los años 2013 y 2016, hasta que fue abandonado.

En octubre de 2020, casi dos años después de la última salida a Bolsa de una compañía española (Solparck), otra empresa de renovables se estrenaba en el parqué: Soltec. La empresa salió a cotizar a un precio de 4,8 euros por acción, y el viernes cerró a 9,4 euros por título, aunque en enero rozó los 15 euros. En la actualidad tiene un valor de mercado de 875 millones de euros.

Como primer accionista de la compañía se sitúa el empresario murciano José Moreno Riquelme, con el 42,2% del capital. Moreno Riquelme está al frente de Grupo Sefrán, con más de 1.800 empleados, ventas consolidadas de más de 400 millones de euros, y propietaria de sociedades dedicadas a alimentación, energías renovables, maquinaria industrial y servicios de consultoría informática, con sede en Molina del Segura, según la web del grupo.

De acuerdo las cuentas individuales de Grupo Sefrán de 2019, consultadas por este diario a través de Insight View, ese año alcanzó una cifra de negocio de 444 millones de euros, un pasivo corriente de 246,5 millones, y un beneficio de 3,6 millones.

El segundo mayor accionista de la empresa es Raúl Morales Torres, consejero delegado, principal artífice de la marcha de Soltec, con el 19,5% del capital.

Fuente: Voz Populi.

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